Reflexiones de año nuevo

Fotografía por Ben White en Unsplash

Es importante que reflexionemos acerca de todo lo acontecido en este año que termina y nos preparemos para un ciclo nuevo por venir.

Cuando iniciamos el 2020 teníamos la esperanza de que fuera un año lleno de oportunidades y metas por cumplir. No nos imaginábamos que nos encontraríamos en las circunstancias en las que estamos hoy (en medio de esta pandemia que ha cobrado la vida de millones de personas alrededor del mundo, y que trajo consigo otros efectos sociales y económicos que lo han convertido en el año más extraño que muchos de nosotros hemos vivido).

Son muchas las familias que han tenido que despedir a un familiar a causa del Covid-19  y nuestro corazón se conduele por ellos. Son pérdidas irreparables que deja este año. Pero por algún motivo seguimos aquí, y a pesar del dolor que algunos de nosotros pudimos haber experimentado, también hemos sido testigo de cómo esta crisis llevó a muchos hacia la reinvención.

Algunos se lanzaron al emprendimiento, otros descubrieron talentos ocultos o desempolvaron algunos olvidados. Y vivimos también cómo – a pesar de estar alejados físicamente- nos llegó a unir más que nunca con las personas que más amamos. Nos hizo darnos cuenta de lo frágil que es la vida y de lo importantes que son las palabras y los gestos de cariño para demostrar lo que sentimos por los que más queremos.

Las crisis son el escenario  perfecto para el cambio y la transformación. Tomemos los aprendizajes que nos deja esta experiencia y recibamos el 2021 con nuevos ojos para apreciar lo que en realidad vale la pena: ser amorosos, generoso, compasivos y cercanos a nuestros seres queridos.

TOMA DE DECISIONES

Tomar decisiones es algo que hacemos día a día. Desde decidir si vamos a despertarnos temprano o no, qué vamos a desayunar, hasta elegir si continuamos en nuestro empleo o no. Claro, algunas de estas pueden ser más sencillas, y otras parecer más trascendentales en nuestra vida, pero sea como sea, no podemos escondernos de ellas.

Es más fácil decidir sobre situaciones en las que conocemos todos los hechos, todos los riesgos y sabemos exactamente a lo que nos estamos metiendo. Pero en ocasiones es imposible conocer todos estos datos. Allí es donde podemos encontrarnos en una encrucijada, sin saber por dónde ir y con un posible temor de tener que hacernos responsables por los efectos de esa decisión. La situación se complica más cuando otras personas (familia, empresa, amigos) se ven afectadas por la elección que hagamos.

Pero no pensemos aún en esas “encrucijadas”. Si reflexionamos al respecto, poco a poco la vida nos va preparando para las más grandes, las que parecen imposibles y amenazantes.  Es como un músculo que ejercitamos, que cada vez se hace más fuerte y nos hace sentir más confiados en nosotros mismos y en nuestras decisiones.

La experiencia nos va tornando sabios, y nos permite aprender la mejor forma para tomar las decisiones más complicadas. Existen muchas teorías, pero en realidad cada persona tiene una forma muy particular de elegir. Conozco personas que se basan al cien por ciento en la razón, y toman en cuenta los pros y los contras, y las posibles consecuencias de cada posible elección. Otras se basan en una voz interior (a la que algunos llaman intuición), que les permite sentir cuál es la mejor decisión. Y hay otros que se dejan llevar por sus emociones, y no piensan mucho las cosas antes de elegir.

Como todo en esta vida, creo que debemos encontrar un balance. Las respuestas las tenemos, solo debemos saber buscarlas. La vida no se trata solo de movimientos mecánicos y pasos. La experiencia, la razón, la emoción y la intuición pueden ser todas herramientas válidas; y si vamos aprendiendo de la experiencia, viendo lo que funciona o no para nosotros, encontraremos nuestro propio camino hacia las decisiones que determinarán el curso que toma nuestra vida. En esta vida todo se decide y todo se aprende.

¿Aprendemos juntos? ¡En Alfasoluciones estamos listos para hacerlo!