Cuando Galileo Galilei, en el siglo XVI, basándose en los estudios de Copérnico sobre el movimiento de los astros sentenciaba que la tierra en realidad no era el centro del universo. No solo estaba sentenciando una cosmovisión diferente, sino que en el fondo comenzaba una nueva etapa o momento evolutivo de la humanidad. A partir de ese momento se inició el reconocimiento científico de las leyes que rigen todo lo observable. Además de la astronomía, también la biología, la química, la medicina y todas las ciencias llamadas “naturales” apoyadas por un nuevo método de mirar, medir y verificar la realidad. Todo esto los hizo llegar a una conclusión sorprendente para ese entonces:
“La naturaleza no responde al azar ni al capricho de un dios emocional y malhumorado, sino que detrás de todo lo que vemos existe una ley.” Cuatrocientos años después, la física es la ciencia que más se ha acercado a esa sutil frontera entre lo que vemos y no vemos, y parece haber llegado a la medula misma de las leyes de la naturaleza y su comportamiento.
A la luz de lo anterior consideraremos en este artículo, la definición de las leyes universales como: “Principios inmutables que rigen el ordenamiento universal y los procesos de manifestación, creación, funcionamiento y comprensión del universo.”
Un ejemplo de ello es la ley de causa y efecto, que es la principal. Todos los maestros científicos y espirituales han procurado enseñarla. Pueden haber dicho que cosechas lo que siembras, o que obtienes lo que das o lo que va vuelve. Pudieron también llamarla karma, o consecuencia, o que cada acción tiene su reacción igual y opuesta, etc.
Nos referiremos, entonces, a tres leyes, dentro de la inmensa gama que existe para regir el planeta, la naturaleza, las estructuras sociales, Etc. Estas son:
- La ley de la correspondencia
- La ley del amor
- La ley de la evolución.
- Ley de la correspondencia
La ley de correspondencia es quizá la más importante de todas y es en muchos sentidos una ley que explica muchas otras leyes. Establece que “lo que hay afuera es una proyección de lo que hay adentro”.
Esto implica que nuestro campo de pensamientos, sentimientos y acciones atrae de manera natural circunstancias y personas que nos ayudan a evolucionar en nuestras áreas biológica, psicológica, social y espiritual.
Solo nos ocurren las cosas que necesitamos para aprender. Lo que no hacemos conscientemente nos viene en forma de destino. De allí que las personas y las circunstancias, son las que necesitamos para aprender a ser felices, amar y servir a los demás.
Las crisis de salud buscan que nos desaceleremos en esa maratón que llevamos en la vida y que nos llena de estrés, ansiedad y preocupación. Esto implica cambiar nuestro estilo de vida en la alimentación, ejercicio, descanso, Etc.
Una crisis económica, creada por nosotros en la mayoría de los casos, nos permite estructurar no solo el manejo de nuestros ingresos, sino el desarrollo de habilidades y competencias para producir productos o servicios para equilibrarla o desarrollar riqueza para el bien vivir.
Las crisis emocionales nos permiten verificar en nuestros encuentros o desencuentros con el otro, los comportamientos o creencias que debemos modificar para nuestra evolución en las relaciones interpersonales.
Así que las circunstancias que nos tocan vivir nos ocurren para que aprendamos y evolucionemos en las áreas de la vida en las que de manera personal (y que son diferentes en cada ser humano), necesitamos mejorar.
Debemos comprender y decidir vivir desde el amor, aprendiendo de cada situación para poder evolucionar, sin pelear con nuestras circunstancias. Esto nos permitirá vivir en paz y armonía.
- La Ley del amor
Todo lo que nos sucede en la vida tiene un propósito de amor. La vida es una escuela, y a la escuela venimos a aprender. Ese es el verdadero propósito de amor. Podemos aprender de:
1. Las personas.
2. Las circunstancias adversas y favorables.
El planeta es nuestra escuela, las circunstancias favorables o desfavorables los cursos, y las personas nuestros maestros. Esto implica tomar consciencia de que de cada circunstancia o relación personal podemos aprender. Este aprendizaje solamente se logra desde el amor. Este amor nos conduce a vivir con agradecimiento por las lecciones que gracias esta ley, podemos aceptar para aprender y evolucionar.
Si no aprendemos de estas situaciones, tendremos que repetir el curso. La idea es llegar a un punto de “saturación” en el que nos hartamos de vivir lo mismo y le ponemos un alto. Es aquí donde llega el cambio y comienza el proceso de la “transformación” o “evolución”.
- Ley de la evolución
Decidir vivir desde el amor, aprendiendo de cada situación para poder evolucionar, (sin pelear con nuestras circunstancias), nos permitirá vivir en paz y armonía.
Observar que cada circunstancia adversa nos permite interpretarla para nuestra transformación. Ese es el inicio de nuestra evolución personal para llenarnos de felicidad, paz y armonía.
El propósito de la experiencia humana es evolucionar, desarrollar nuestra conciencia para llenarnos de amor y felicidad. Todos los seres humanos hemos venido a la vida para trabajar nuestro desarrollo personal, compartiendo y participando en experiencias con otros seres humanos.
Tal como lo afirma Gerardo Schemdling: “La vida es un maravilloso proceso pedagógico del universo”. El planeta tierra es el colegio y cada experiencia vivida se puede comparar con un curso académico en donde los mejores maestros son las personas. Ellas con su comportamiento, nos enseñan lo que debemos imitar o lo que no y las actitudes que nos invitan a evolucionar.
En la ley de correspondencia, llegarán a tu vida las personas y circunstancias que corresponden a tu proceso pedagógico. La ley del amor nos indica que el aprendizaje de cada experiencia llegará solamente a través del amor y la gratitud para nuestra evolución. La ley de la evolución nos muestra que el cambio y la transformación son individuales. Nadie puede hacerla por ti, pero no podemos hacerla sin el otro. Necesitamos de la interacción con otras personas y circunstancias para conocernos y transformarnos en un Ser de amor, armonía y paz.
Así que te invitamos a que te preguntes ante cada circunstancia: ¿Qué nos quiere enseñar la vida en cada situación? Ya que cada situación encierra un aprendizaje. Se trata de transmutar de la ignorancia a la sabiduría, porque tus experiencias personales son las que te corresponden para que puedas aprender en amor y transformarte para evolucionar.
Bibliografía:
Fundación para el desarrollo de la conciencia. Las leyes del universo y la vida.
Schmedling, G. (26 de agosto del 2000). Escuela de magia del amor. Maestría en amor para aquellos que no necesitan sufrir más. Curso de aceptología. Módulo 1.
Fotografia por Luis Salcedo en Unsplash.
Fotografia por Steve Halama en Unsplash.
Fotografia por Suzanne Williams en Unsplash.
Fotografia por Ben White en Unsplash.