Una adicción es la incapacidad física y psicológica para detener el consumo de químicos, drogas, actividades o sustancias aunque estén provocando daño físico o psicológico (Felman, 2018).
Normalmente escuchamos esta palabra relacionada con el consumo de alcohol u otras drogas. Sin embargo a medida que los tiempos han ido cambiando, se han sumado otro tipo de adicciones que pueden pasar desapercibidas por ser más aceptadas como «normales» por la sociedad.
Estas son las relacionadas con conductas y pueden ser muy variadas. Van desde el juego patológico, comida, sexo, trabajo, compras y el uso de la tecnología (celulares, televisión, videojuegos).
Características de las adicciones
Algo que llama mucho la atención es el hecho de que tanto las adicciones producidas por sustancias químicas (alcohol, nicotina y drogas ilegales) como las producidas por conductas comparten características similares a la hora de ser diagnosticadas. Gossop (1989) menciona las siguientes:
- Fuerte deseo o sentimiento de compulsión para llevar a cabo la conducta. La persona está constantemente pensando en cómo cuándo y dónde repetir la conducta adictiva.
- Capacidad deteriorada para controlar la conducta. No es capaz detener —aunque lo desee— la conducta. La conducta toma el control de la persona enferma.
- Malestar y estado de ánimo alterado cuando la conducta es impedida o la deja de hacer. Esto puede estar relacionado con el síndrome de abstinencia que las personas adictas a sustancias químicas presentan tan claramente cuando no pueden consumir la sustancia elegida.
- Persistir en la conducta a pesar de la evidencia de que le está produciendo graves consecuencias al individuo. Sus relaciones familiares, sociales y amorosas se ven perjudicadas por sus actos pero aún con todos los problemas que acarrea no dejan de realizarlos.
Adicciones ocultas y datos alarmantes
La importancia de esta información radica en que existen actividades que nosotros mismos o personas cercanas están llevando a cabo en estos momentos. Estas acciones a primera vista pueden parecen inofensivas, pero que pueden convertirse en adictivas y causar serios daños en la vida laboral, personal y familiar de la persona que los padece.
Aún existen adicciones que pasan desapercibidas por ser vistas como «normales» por nuestra sociedad. El uso desmedido de dispositivos electrónicos es un ejemplo de este tipo de conducta problemática. A pesar de que aún no ha sido incluida formalmente en el Manual Diagnóstico utilizado por psicólogos y psiquiatras para diagnosticar padecimientos mentales, cada vez se realizan más estudios al respecto y seguramente pronto se incluirá con una adicción propiamente dicha.
Uno de estos estudios — mencionado en el periódico El País— muestra datos alarmantes. Dicha investigación muestra que el 48% de los jóvenes que pasan más de cinco horas al día conectado al móvil han sufrido depresión, aislamiento o tendencias suicidas.
Y esto no debería sorprendernos porque el hecho estar tanto tiempo conectados a la tecnología nos desconecta con la realidad que nos rodea, nos aísla, perdemos el interés por otras actividades, promueve el bajo rendimiento académico o laboral y aumenta el sedentarismo y problemas con la alimentación —un exceso o un déficit—.
Personalmente considero que la tecnología ha sido diseñada para atraparnos y volvernos adictos a ella. Si como adultos somos vulnerables a caer en este vicio, los menores de edad lo son mucho más. No es ninguna sorpresa ver la cantidad de jóvenes y adultos con problemas de depresión y de ansiedad, cuando las contrastamos con las horas que pasamos conectados a las redes sociales.
¿Qué hacer?
Lo más importante es estar alertas del comportamiento de los más jóvenes y del nuestro. Darnos cuenta de que algo está saliéndose de nuestro control requiere de mucha observación y de aceptar que algo se está saliendo de nuestro control. Si vamos a lo profundo, siempre hay un dolor o un miedo que no logramos superar y que estamos tratando de enterrar y olvidar. Pero esto es imposible, y siempre saldrá a la superficie, en ocasiones en la forma de una adicción que nos va a distraer de lo que realmente importa, que es sanar lo que nos está lastimando.
Con los más jóvenes debemos establecer reglas estrictas, y asegurarnos de que también estamos dándoles el ejemplo. Sin nos ven romper nuestras propias reglas, ellos también las romperán. Una comunicación fluida y abierta con ellos, actividades para poder interactuar juntos y ayudarles a encontrar alguna actividad que les guste y les entretenga (cocinar, dibujar, cantar, leer) es también muy aconsejable.
Nota importante: Si tú o alguien que conoces está presentando los síntomas que mencionamos más arriba, busca la ayuda de un profesional en el tema de adicciones.
Referencias
Vasco, G. J. E.-. . Adicciones comportamentales (sin sustancia) – Adicciones comportamentales – Adicciones – Departamento de Salud – Euskadi.eus. https://www.euskadi.eus/informacion/adicciones-comportamentales-sin-sustancia/web01-a3adicom/es/#9898
Felman, A. (2018, 26 octubre). What is addiction?
https://www.medicalnewstoday.com/articles/323465#takeaway. https://www.medicalnewstoday.com/articles/323465#takeaway
Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. (2010). Manual de adicciones para psicólogos especialistas en psicología clínica en formación [Libro electrónico]. Socidrogalcohol. http://www.fundacioncsz.org/ArchivosPublicaciones/270.pdf
Alonso, N. (2018, 12 febrero). “La tecnología es un producto adictivo y debe ser regulado como tal”. EL PAÍS. https://elpais.com/tecnologia/2018/02/09/actualidad/1518209058_401300.html
Cía, Alfredo H. Las adicciones no relacionadas a sustancias (DSM-5, APA, 2013): un primer paso hacia la inclusión de las Adicciones Conductuales en las clasificaciones categoriales vigentes. (2013). Revista de Neuro-psiquiatría, 6(1), 32-37.
Imágenes tomadas de unsplash y pixabay.
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